Sin nombre
El deseo es una bestia ciega que corre en círculos
La oscuridad chirría debajo suyo.
Tiene los cuernos en el vientre.
y una marea de látigos en la espalda.
De la boca de la quietud
un exhalo de presagios
Llanto insensible la ciudad atardecida
Los filos del sol
sobre una manta de pétalos
Piedra de brazos abiertos
Columnas de agua
que invocan el día
cantan para imitar la luz
Sobre nuestras cabezas
las venas de un puño blanco
resplandecen
La respiración habita un palacio de gritos
Entierro gentil
con flores de humo
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