jueves, 11 de octubre de 2007

La tarde vestida de río

La tarde vestida de río
cae sobre los miradores

Son afilados los ojos
de la cresta de diamante

La muerte traza
encima nuestro una funesta
acrobacia luminosa

cada vez más cerca
cada vez más negra

Sonrisa de garras y viento

La más pequeña de las ramas
resiste el paso de la corriente
si baila

La alegría es una oración
de mariposas
altar de piedras
la alegría

Silencio blanco
en el corazón del bosque,
aromado paso de fantasmas

Palpitan raíces
bajo el peso de una danza
de serpientes

Nos golpean en la huida
estrellas que van a la guerra

¿Quién embruja el cielo
que los pájaros inventan?

2 comentarios:

Patricia de los Reyes dijo...

¿Así nomás opino? Me gustó tu poema, aunque me gustaría menos fragmentado por los espacios, para que, en mi opinión (obvio) fluyera mejor.

Patricia de los Reyes dijo...

¿Y si ya quedó publicado para qué me manda aquí otra vez?
Está bien: lo que dije lo sostengo.