Casi extranjero
casi huérfano
sigue su impulso de fuga
Con pies y brazos ajenos
alcanza la falda del día
pero no hay forma de quedarse en él
aunque nos llame sus hijos
El sello de su casa es un arma rubia
pies que arden
y ganas de volver
a un lugar que no se recuerda
En el horizonte una sola vela
enloquecida por su imagen
El ansia es un espejo
astillado en la oscuridad
Soplar el viento del norte,
la condena de los prófugos.
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