jueves, 11 de octubre de 2007

Diario del bebé 15 de octubre de 2006


Hola otra vez bebé:

La vez anterior que te escribí, dejé el texto a medias. Salí por un refresco y cuando volví, ya estabas despierto, así que me puse a atenderte. Nuevamente estás acostado a unos metros de mí, en la sala. Eso es porque ahora ya te acomodas en tu portabebé y te gusta que te mezamos en el reposet. También tu papá está durmiendo aquí, pero en el piso. Yo tengo que hacer mi currículum, pero insisto en que ya está hecho en alguna parte y sólo hay que encontrarlo para llevarlo mañana a una entrevista. Después te contaré cómo me fue.
Te acabas de dormir. Emprendimos a media tarde una expedición a la Plaza Forum con el fin de pasear un poco, comer y estar gratis en el clima porque siguen los calorones que parece Semana Santa. Pero no salió muy bien. Parece que el resto de la ciudad tuvo la misma idea. Nos engentamos y no nos pudimos sentar una sola vez. De regreso nos venimos caminando y fue un show porque hubo que pasar por encima de unas obras medio raras que están haciendo. Estamos adoloridos y cansados pero contentos de estar ya en casa los tres juntos. Te portaste muy bien. Aceptaste nuestra brillante idea de meternos a ese lugar atestado con mucha entereza. Luego te tomaste tu leche, eructaste, hiciste popó dos veces, te di pecho en el baño. Ante todo, te mostraste a la altura.
Yo quisiera cuidarte siempre y evitarte todos los peligros, pero no es posible y tú tienes que hacerte más fuerte. Primero no te quería llevar a ningún lado. Fue muy duro. Sé que te suena ridículo, pero qué quieres. Ya verás cuando tengas hijos. A últimas fuiste y lo peor que te pasó fue que ya de vuelta en casa, lloraste mucho y hubo que pasarte un huevo. Ahora trato de permanecer tranquila aunque piense que algo te puede pasar si te carga otra persona o si te miran, o si lloras mucho y no sabemos por qué. Es difícil. Yo daría lo que fuera por que no tuvieras cólicos, ni batallaras para hacer popó, ni se te calentara tu cabecita con la mala vibra de la gente. Y cada lágrima tuya, te aseguro que es como de ácido sobre mi corazón. Quisiera envolverte en un capullo gigante y que no te pasara nada malo nunca. Y cuando te veo tan plácido durmiendo… No te preocupa nada ni te atemoriza nada, y eres la imagen de la paz, de la felicidad, de la confianza plena en los que te cuidamos y te queremos.
Quiero estar a la altura de esa confianza.
Cuando tienes hambre, sólo te acerco un dedo al piquito que tienes bajo el labio superior y curvas tu boquita para sorber lo que sea. Eres tan pequeñito y estás tan a nuestra merced. No sabes de nuestra inexperiencia, no nos reclamas cuando nos equivocamos y te damos más o menos leche de la que debías tomar. Sólo lloras y lloras, esperando que Dios nos ilumine y te entendamos lo que quieres. Te acomodas en mi regazo o sobre mi pecho y te quedas dormidito, eres un ángel. Te quiero tanto. Te abrazo y te beso muchas veces al día. Supuestamente eso ayuda para que te desenvuelvas con seguridad, yo lo hago porque no puedo evitarlo. También te tomamos muchas fotos. Tu papá baila contigo y te canta. Yo te canto canciones para niños, algunas que me sé. Luis prefiere cantarte las que le gustan a él. Te nos quedas mirando con tus ojos luminosísimos y poquito a poco te duermes. Tus párpados parecen alas de mariposa. Esa mirada que tienes haría sentir impuro al más justo de los hombres. Es tan fácil mirarte a los ojos. No sé qué verás tú en los míos cuando lo hago. Pero levantas tus cejitas y duras viéndome mucho rato. Cuando te doy pecho, a veces lo tomas con mucha calma y te vuelves a dormir. Pero otras, te enojas porque no sale fácil como de la mamila, lloras y hay que darte fórmula. Pero de cualquier manera es hermoso. Es como cerrar el mundo y meternos en otra dimensión nosotros solitos. Me pones tus deditos en el pecho. Observo tus manitas cruzadas. Todos tus sentidos están despiertos en ese momento.
También te gusta bañarte con agua calientita de noche. Después tomas tu mamila y duermes hasta la madrugada. A mí me encanta bañarte. Tu papá me ayuda en todo y luego te viste. También te lleva a pasear porque luego no puedes conciliar el sueño. Te arrulla. Te quiere mucho, me enternece verlo junto a ti. A veces se ponen igual para dormir. Te pareces mucho a él. Están guapísimos los dos.
Ahorita no tardas en pedir tu mamila de las 12. Así que ya le voy a dejar aquí y trataré de hacer mis reportes en intervalos menos largos y contarte más cosas de lo lindo que eres sin meter “eres tan lindo”, cada cinco palabras.

Te adoro, Pollito
Tu madre

1 comentario:

Laura Lizbeth Pulido Gallegos dijo...

Hola Lulu, soy Laura(novia de Eder jeje), me gusto mucho tu blog, no hay duda que escribes muy bonito, no lei todo por que no me dio tiempo jeje, pero me hizo llorar mucho "el diario del bebe", es muy lindo y tierno todo lo que escribes y te agradezco por incluirme para compartir tu blog :P, te mando un abrazo desde xalapa, y que Dios te bendiga igual que a tu familia... saludos a todos :D