jueves, 16 de abril de 2009

Cosas

Te amo. ¿Qué más puede hacerse contigo? Nada. Sólo amarte. Sólo transitar por los pasillos oscuros del deber de ser tu madre y encender las luces para descubrir que no había ningún coco en ellos o tal vez sí. Amo la forma en que creces, la forma en que aprendes, incluso tus modos de manipularme para ponerme furiosa o estallar en risas. El otro día te despertaste, te diste un par de vueltas en la cama; yo te miré y casi me hiciste llorar cuando lo dijiste: te amo. Volviste a cerrar tus ojitos y te dormiste. Tan apacible, tan seguro. El mundo era sólo tu cobijita y tu almohada. Estás tan fiado de mí, de lo que para ti es mi fortaleza: que soy “grande”. Si supieras lo incierto que es todo para mí también. Cómo igual que tú voy aprendiendo las formas en que el mundo es mundo, en que los humanos somos lo que torpemente construimos. Igual que tú soy una recién llegada pero tengo que fingir que lo conozco bien todo, lo suficiente para ponerlo a mi favor. No me creas nada, hijo mío. Haz tus propios descubrimientos; quizá llegues a la misma conclusión en la que yo voy hasta el momento, que nada importa excepto el amor, y que ante lo inexorable, sólo podemos entregarnos y sonreír.
¿Y tú? Cosa peluda. Eres hermosísima. No puedo evitar estrujarte y besarte y olerte hasta que me retiras, enojada. No hay nada más luminoso que verte sonreír al amanecer, entre los barrotes de tu cuna y explorar todo, como para asegurarte que nada ha cambiado en tu galaxia-alcoba, que tus muñecos, tus frazadas y tus mariposas que cantan cuando el aire las mueve siguen ahí.
Arrugas la nariz si el sol te da de frente. Te tallas tus ojitos cuando tienes sueño. Gritas cuando algo no te parece, eso te lo ha enseñado tu hermano: a no dejarte, y también a ser macha y aguantar a veces, cuando no llegamos a tiempo para impedir que te jale el pelo o que te empuje.
Te dejas que te pruebe varios zapatos antes de comprar los más bonitos y que te peine la muchacha de la estética de Forum.
Es hermosa la forma en que eres niña, lo mismo femenina, delicada, que fuerte y firme en tus decisiones. Es hermosa la ilusión que me das de verme otra vez, de ver lo hermoso de mí en el espejo más dulce. Es hermoso aun celarte cuando veo lo mucho que tu papá te quiere, cuando te abraza o cuando te carga y baila contigo una canción de amor.
Eres mi nena, la mejor versión de mí y aun, una completa “tú misma”. Te amo, preciosa, mo cuishle.






2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola gran amiga!!!

Que gusto volver a leerte y recorrer esos instantes que estás viviendo...

No se mucho de tu vida.

Qué ha sido del periódico?

Espero que todo ande muy bien...

Se te extraña y quiere mucho...

Hasta pronto.

Ricardo Peláez Goycochea dijo...

Este país, que parece casi perdido, tal vez tenga remedio si hay hogares donde pasa todo esto y madres y padres que construyen estos críos.
Si hay amor, hay futuro.